Bruselas ha situado la tan esperada línea ferroviaria de alta velocidad Madrid-Lisboa en lo más alto de sus prioridades en materia de transporte, con el objetivo de que entre en funcionamiento en 2030.
Durante una reciente sesión del Parlamento Europeo sobre transporte, el comisario europeo de Transportes, Apostolos Tzitzikostas, lo dejó claro: no se trata de algo que estaría bien tener, sino de algo que hay que hacer. La línea transfronteriza se considera un paso crucial para mejorar la movilidad, impulsar la economía y ayudar a la UE a cumplir sus objetivos climáticos.
«Estamos trabajando en un plan para reforzar las conexiones de alta velocidad entre las principales capitales europeas, y Madrid-Lisboa es una de nuestras principales prioridades», afirmó.
En la actualidad, si quieres viajar entre Madrid y Lisboa en tren, te espera un largo viaje de 10 horas. Pero una vez que la línea AVE esté en funcionamiento, la duración se reducirá a solo tres horas, una transformación que podría tener un impacto real en la región.
Las ventajas van mucho más allá de unas vacaciones o unos viajes de negocios más rápidos. Se espera que esta nueva conexión reduzca las emisiones, alivie la presión sobre los camiones y las autopistas y cree una forma más eficiente y ecológica de desplazarse por la Península Ibérica.
La Comisión Europea afirma que tiene previsto aprobar una decisión oficial de implementación a finales de este año, con el objetivo de completar el proyecto antes de 2030, un año que ya se perfila como crucial para España y Portugal.